domingo, 13 de septiembre de 2015

+33: El que no corre, vuela (el tiempo)

          Aún no puedo creerme que haya pasado un mes fuera de casa y de todo lo conocido, ya que no parecen ni mucho menos 33 días. Y ya que el tiempo vuela no nos queda más que aprovecharlo al máximo y vivir la experiencia americana en toda su máxima expresión.

          El lunes (día 7) fue nuestro último día de vacaciones y Labor Day (día del trabajo en América). Tuvimos tortitas de desayuno más obsesión y fuimos a mirar vestidos de Homecoming. Madre mía, había de todo y para toda clase sin dudarlo y los precios no se quedaban atrás. Probé algunos más que nada no decirles que no, que para comprarlos. Lo más divertido de toda la tarde fue que fuimos a un sitio de vestidos de novia y que incluso nos pusieron unos cartelitos en las puertas con el nombre (obviamente, Annette le deletreó el mío; he visto pronunciarlo de todas las formas posibles desde que llegué aquí desde Nuría al Narnia de mi host tío).
Divinos
           Acabamos de preparar las cosas de clase y tras dar un paseo y acosar a Erin a preguntas sobre el intituto americano nos fuimos a la cama.

           El día siguiente era el día grande (a pesar de solo tener medio día de clases). Me levanté  a las seis y media (como hago a partir de ahora, vamos) y con más nervios que otra cosa nos montamos en el coche. Al llegar allí y lograr abrir la taquilla (creo que solo al segundo intento yiha), nos fuimos al gimnasio para que nos diesen la charla de principio de curso (suerte, respeto, normas y más normas) y más papeles para la gente de cada clase (juniors en este caso). Para acabar tuvimos 20 minutos de cada clase, por lo menos para saber donde están y conocer al profesor (aunque al ser un insti muy pequeño, como dijo Erin un día "todo el mundo es famoso en Tekonsha").

         Intentaré que mi próxima entrada sea sobre las asignaturas, pero aquí os dejo mi horario:



          Después fui al gimnasio con Erin y hice skype con mis padres, y nos comunicaron una interesante y emocionante noticia: ¡vamos a ir a Disney World!. La verdad, todo el que me conozca un poco sabe mi ligera emoción obsesiva por ese sitio, así que sigo sin creérmelo aún.

Todos sabemos que es esta foto la que ha hecho la magia

          El día 9 fue mi primer día completo de clases y está resumido por la frase "¿La Antártida existe?". Esa fue la pregunta de la chica que está sentada enfrente mía en historia americana. Curiosa. El ejercicio consistía en dibujar un mapa del mundo (más o menos) en un globo, y a pesar de mis considerables dotes artísticas (nótese la ironía) a algunos les encantó mi Europa (si la comparas con el círculo perfecto de otros no está tan mal, oye). Aparte de la creencia del chico mejicano que Rusia pertenecía toda a Europa. También ese día me dieron las fotos del equipo de animadoras:



         Otra cosa que conocí esta semana es a los otros estudiantes del intercambio del instituto y hay 5. Para un instituto tan pequeño está muy bien y yo soy la única chica. Hay un chico de Méjico, otro de Vietnam, uno de Tailanda y el último... ¡sorpresa! español. Sí, yo también me quedé a cuadros. Hablé un poco con él y es de Extremadura, y en cosas como el clima ha notado más el cambio porque, como él me dijo, allí todo es más seco. Aunque son calladitos, parecen todos muy majos.

           Por la tarde del miércoles tuve práctica de animadoras e también hicimos el cartel para el partido del viernes.
Mi taquilla a lo natural (obviamente quiero
ponerle fotos y eso)
            El jueves fue otro día de instituo (en la siguiente entrada intentaré especificar más sobre este tema) e hice empanada (dos de manzana y una de atún). Gracias, mamá, por la receta.


          Ese día nos acostamos un poco tarde y Erin es la que me despierta por las mañanas. Tal fue mi sorpresa al abrir los ojos a las siete y que todo estuviese en silencio. Me fui directa a su habitación directa a sacarla de la cama (con buenos modales, of course), pero se nos hacía tarde. Me explicó que las clases empezaban dos horas más tarde ( igual a dos horas de sueño más para Nuria) por algo del mal tiempo. No la entendí muy bien, pero el caso es que volví a mi ansiada cama. 

           Por eso nos perdimos dos clases y al llegar yo tenía American Studies. Era día 11 de septiembre y eso es más que una fecha para los americanos. Es por eso por lo que se dió un discurso por los altavoces con nombre del avión, hora exacta en la que impactaron en las torres gemelas y se guardaron unos momentos de silencio (igual que en el partido de la noche). Después también hablamos de eso en historia americana y los cambios de seguridad que había acarreado. Como dijo otro estudiante de intercambio "es increíble como se mueve toda una sociedad y país por una causa que les da de lleno, y por recordar las vidas que perdieron todos". 

         Por la noche tuvimos el primer partido en casa desde que empezó el instituto (y la primera vez que vi actuar a la banda de él). No fue un buen partido, y perdimos por bastantes puntos. A pasar de eso no me olvidaré del entrenador (un hombre no muy joven) saltando por la banda cual pájaro con todo el resto del equipo detrás por un punto. Que no iba a cambiar el resultado, pero a ellos parecía que les daba la vida. El espíritu de equipo y de pertenecer a algo especial incluso siendo un instituto tan pequeño siempre sale a relucir y es algo que me encanta. 
 

            Y ese mismo día se cumplió un mes de nuestra llegada a los Estados Unidos, de emprender la mayor aventura de nuestras vidas. No me voy a poner melancólica ni filosófica ahora, pero creo que estar aquí es una de las mejores cosas que me ha pasado y, a pesar de no ser siempre fácil, vaya si merece la pena. Ya está, como añada una frase más no habrá quien me pare.
     
            Sábado nos levantamos e hicimos limpieza de casa, que nunca viene mal. Aparte, llegó mi vestido de Homecoming que había pedido por internet hace unos días y fuimos a cenar fuera. A un lugar elegante aunque siguiese habiendo gente con chanclas y calcetines principalmente, para que comiera pescado (delicias gallegas que echo de menos). Si cuando digo que no podría haber pedido una familia mejor, estoy en lo cierto. También probé el broccoli frito (¿hola, es una verdura, frita?), tras la correspondiente explicación de que en América todo se puede freir. La verdad es que me lo pasé muy bien (y ayudó lo de lanzar una pajita a la mesa de al lado por accidente, sí).

Los dos miembros más jovenes
de casa
          Hoy fue Lazy Sunday. Puede que digais "como todos", pero es algo necesario: te ayuda a enfrentarte a la semana. Vimos pelis, hice Skype con Andrea, Erin me hizo tortitas para desayunar y fuimos a llevarle un ramo a la abuela por haber visto en facebook que era el día de los abuelos. Viva la vida.

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